lunes, 12 de febrero de 2007

Contracultura: El Rostro de la Resistencia

Por: Carlos Bravo Balcazar

Se dice que estamos viviendo un cambio, que las cosas ya no son igual que en el siglo pasado y las voluntades juntas pueden construir un mejor país, pero... hay algo que no está bien, algo que no se puede definir concretamente, que no es nuevo pero tampoco desaparece, que destruye las tranquilidades y deja una sensación de nausea, una profunda insatisfacción.

Indudablemente esta insatisfacción se presenta en gran parte de la sociedad, sin embargo, son los jóvenes quienes no sólo la hacen evidente, sino que muestran diversas conductas y actitudes por medio de las cuales buscan contrarrestar las hostiles condiciones que el sistema les impone. Los jóvenes son los artífices de la resistencia.

Los jóvenes actúan contraculturalmente; se organizan, se marginan, construyen, crean y se expresan en una forma autentica y usualmente en contra de la injusticia y la opresión. Rechazan la cultura institucional, aquella que manipula, que enajena e impone, que busca dirigir el pensamiento y la voluntad de las personas. Generan elementos propios y auténticos que les dan identidad. Modifican conductas y lenguajes, van construyendo, a veces inconscientemente, el rostro de la resistencia.

La contracultura es el rostro de la resistencia. Es toda expresión, usualmente juvenil, que busca contrarrestar los efectos de la imposición de un sistema insensible y enfermo, que se descompone irremediablemente.

Aunque hacia la mitad del siglo pasado las expresiones contraculturales fueron muy significativas, no podemos encasillar a la contracultura en una época. Surge cuando las sociedades aumentan su rigidez y la distancia entre la realidad y lo que se hace creer a la misma se profundiza abismalmente. La contracultura persiste, tan sólo cambia de forma, hereda elementos y se enriquece en cada época y lugar. Cambia de rostro pero su esencia es la misma: la resistencia.

Durante la década de los sesenta los movimientos contraculturales tuvieron gran relevancia ya que se combinaron elementos de gran importancia como la guerra de Vietnam, la popularización de algunas drogas y el rock.

El vehículo predilecto de las expresiones contraculturales si descartar otras- ha sido la música y actualmente lo sigue siendo. "Dime qué escuchas y te diré quién eres". Las corrientes musicales dictan las modas en el vestido y hasta en el lenguaje e incluso en la forma de comprar,,, o de no hacerlo (ahí está Ares, Blubster, Kazza y Napster, probablemente una de las más importantes formas contraculturales de nuestro tiempo) ..

Sin duda, la contracultura es una cultura alternativa, no es subcultura, se encuentra a la altura de la cultura institucional e incluso, en ocasiones, es más original y auténtica. Responde a las necesidades que el sistema no cubre y sobre todo funciona como elemento de defensa de una parte de la sociedad que carece de los bienes indispensables que los gobiernos tienen por mandato garantizar. La contracultura es una forma de resistir; es el rostro de la resistencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la contracultura es la rebeldia de un joven perdido en lo que aprendio, lo que debe ser, lo que quiere hacer y lo que termina haciendo q es perderse en el intento y solo esbozar un lamento una queja que hasta hoy no ha tenido frutos y se a quedado en solo rebeldia. paty garduño