lunes, 12 de febrero de 2007

El Hombre Solo

Adaptación Por: El Joven Kappus

La mas dolorosa soledad es la del abandono del amor. Como el amor es esférico, o sea, que se ama por todos lados, esferoidal, el dolor entonces es también esférico, o planetario, como diría Neruda. La ausencia del amante toma la forma del sufrimiento: ansiedad, angustia, insomnio, terror, son maneras doloridas de esta soledad. La cama inmensa se queda uno con la palabra en la boca, extiende un brazo hacia la almohada que no tiene a nadie recargando la cabeza.

Los cables invisibles que unían a los amantes se quiebran, dejan heridas en distintas partes del espíritu. Ni beber alcohol aminora la soledad; a veces solo queda el camino de los barbitúricos, o salir de la bañera en forma de cadáver. Cuando la soledad se vuelva nostalgia y se llora con cada parte del cuerpo, el amante sobrevivirá a ésta soledad, saldrá poco a poco de su cueva interior arrastrando su duelo. Pero no habrá muerto de amor, como la niña de Guatemala.

Existen la s personas que están solas, a pesar de encontrarse rodeadas de gente. No se sienten individuo ni grupo. Un instrumento punzocortante espiritual, que le pincha el alma, le echa a perder la fiesta, la reunión, la carta de amor, demasiadas noches de los convites. Después, en la soledad sola, se recriminará no haber abierto la boca, saludado a la persona agraciada ni despedirse de nadie cuando se fue. A este tipo de solitario le vendría bien este pensamiento de Nietzche: "En medio de la multitud vivo como la mayoría y no pienso como pienso; al cabo de cierto tiempo, acabo por experimentar el sentimiento de que se me quiere desterrar de mí mismo y quitarme mi alma, y empiezo a malquerer a todo el mundo y a temer a todo el mundo. Entonces, tengo necesidad del desierto para volver a ser bueno" Sin embargo, hay gente que se siente en soledad dentro de una colectividad, pero plena de sí misma, satisfecha con su intimidad contenida. Saluda, se informa y se va con la mayor tranquilidad. A él también le toca un pensamiento de Nietzche: "Amigo mío, refúgiate en tu soledad", o "Guárdense de ofender al solitario"

El ermitaño ha elegido su soledad quizás para ensimismarse, para profundizar en su pensamiento o para encontrarse con estados espirituales selectos. Es probable que no tolere a la multitud, como le sucedió al revolucionario pintor venezolano Armando Reverón, quien construyó un castillete a las orillas del mar, hizo esculturas de personas que no hablaban, o un teléfono de cartón con el cual se comunicaba con Goya. A este tipo de hombre no le caería mal este otro pensamiento del mismo Nietzche: "Todo hombre de elección aspira instintivamente a su torre de marfil, a su reclusión misteriosa, por la que se libera de la masa, del vulgo, del gran número, porque en ella puede olvidar la regla >>hombre<<, puesto que él es una excepción a esta regla. Mas allá del bien y del mal"

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